El Husky siberiano

Pertenece a la clasificación de los Spitz, también llamados perros nórdicos, en el contexto de la Federación Cinológica Internacional (FCI).
Su temperamento, como el de los demás perros nórdicos, no es el habitual de un animal de compañía, pero esto no significa que, en las manos adecuadas, no sea un compañero estupendo para muchas familias.
Duro, ligero, polivalente, el Husky es un trabajador incansable y veloz, y convive perfectamente con manadas numerosas, por lo que constituye el perro ideal para vivir en unas condiciones de vida tan extremas como las que se dan en Siberia.
Uno de los rasgos más característicos del Husky siberiano son sus ojos, almendrados, muy rasgados y con una gama de colores que van del marrón al azul, pasando por el ámbar o la exótica combinación de ojos dispares, uno de cada color [heterocromia].
La nieve es le entorno ideal para esta raza. En ella se desenvuelve con ligereza y rapidez, superando a muchas otras razas de tiro. Los cachorros de esta raza necesitan de un adiestramiento firme y riguroso para convertirse en grandes animales de trabajo. También precisan ser sometidos a una intensa sociabilización.
Como animal de trabajo y gregario es fácil de adiestrar, pero necesita un dueño con los conocimientos adecuados sobre el comportamiento canino y capaz de trabajar con su perro de manera firme, constante y coherente, si percibe que su amo no tiene la capacidad suficiente para ser líder se siente abandonado y adopta una actitud rebelde e independiente. Con él funcionan muy bien los métodos de trabajo por refuerzo positivo, por lo que no debe perderse nunca la paciencia ni utilizar la fuerza o el abuso de autoridad. Conseguir que el animal haga lo que se le pide por temor al castigo o con amenazas no es la mejor de las opciones, pues entonces mantendrá siempre una cierta desconfianza que se traducirá en una forma de trabajar mecánica y sin ningún entusiasmo.
En realidad este perro es muy dócil, aunque enérgico, especialmente cuando es jóven, y presenta muchos de los rasgos que caracterizan a las razas nórdicas. Así, a veces puede parecer desdeñoso y demasiado independiente, pero sin llegar a ser huraño, especialmente con las personas con quienes comparte su vida. De todas maneras, la parte fundamental en su adiestramiento es una intensa, profunda y bien planificada sociabilización que debe empezar antes incluso de que el cachorro llegue a su hogar definitivo, ya que las primeras semanas de vida son cruciales en el desarrollo de un perro. De hecho, entre la tercera y la séptima semana de vida el cerebro del cachorro actúa como una esponja que absorbe todo cuanto sucede a su alrededor, estructurando las pautas de conducta que regirán su comportamiento a lo largo de toda su vida adulta.

Fuente: Cabané-Ibañez, A. et al. (2010). Spitz. Husky siberiano. En “Gran enciclopedia del perro”. Pp. 8-21. Vol. 19. España: RBA Coleccionables.

IU3O6534Foto: Daniel Abraham Gómez Moreno.

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