El Bóxer

Gracias a su notable inteligencia, a su excelente capacidad y a la rapidez de aprendizaje y aclimatación, este perro es apropiado para vivir tanto en un pequeño apartamento en el centro de la ciudad como en una gran casa de campo, y con casi todo tipo de familias, incluso con las que tienen  poca experiencia en tenencia de perros, siempre que busquen el consejo de un profesional o el apoyo de un grupo de trabajo. Puede ser incluso bueno para personas mayores o sedentarias que estén dispuestas y en condiciones  de cambiar sus hábitos por otros más dinámicos y saludables, porque lo único que necesita un Bóxer para ser completamente feliz es actividad, atención y educación.

Es recomendable que el adiestramiento se inicie de manera muy temprana, con un trabajo consistente, firme y continuado, cuyo objetivo básico es hacerle entender al animal que vive dentro de un grupo organizado y que él ocupa un puesto concreto dentro de la pirámide jerárquica, siempre por debajo de todos los componentes humanos de dicho núcleo social. Así pues, toda la familia debe intervenir en la educación del cachorro para que a éste le quede muy claro quién es su líder, cuál es el orden jerárquico y dónde está su lugar dentro de él. Asimismo, las órdenes y tareas deben seguir un criterio lógico y ser aplicadas por todos los miembros de la familia de igual manera, a fin de no emitir mensajes erróneos que provoquen respuestas inadecuadas.

Es fácil que un bóxer se lo tome todo como un juego, incluido el trabajo más serio. Esto en sí  no es malo, el problema es que se tome a broma a uno de sus líderes, porque entonces a partir de ese momento no considera seria ninguna de sus órdenes y llega a desobedecerlas de manera sistemática, desarrollando incluso un comportamiento testarudo, desobediente y difícil de controlar. Así pues, aunque es una raza fácil de educar, este perro necesita interactuar muchísimo con su dueño y mantener un contacto casi constante con todo el núcleo familiar.

Por último, no hay que olvidar las necesidades de ejercicio, que son muy altas y necesarias para mantener el equilibrio mental y físico del animal. Así pues, es imprescindible darle todos los días un buen paseo con correa, para lo cual primero hay que enseñarlo a caminar junto a su dueño sin tirar ni intentar llevar un paso más rápido que el que éste lleva, algo muy común en el Bóxer, no como símbolo de rebeldía o intento de dominancia, sino porque su naturaleza le puede y siempre le pide ir más y más rápido.

Fuente:

Cabané-Ibañez, A. et al. (2010). Perros de guarda y defensa. Bóxer. En “Gran enciclopedia del perro”. Pp. 8-19. Vol. 12. España: RBA Coleccionables.

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